¡Feliz fin de! ¿O es «finde»...?

Es harto habitual en el lenguaje coloquial, sobre todo en el hablado, abreviar palabras (una muestra de la «economía lingüística»). Al respecto, José Martínez de Sousa —bibliólogo, ortotipógrafo, lexicógrafo, escritor y conferenciante (ni más ni menos)—  habla de abreviación, abreviamiento y abreviatura, cuya diferencia se puede aprender en este artículo.

 

El caso es que en nuestro día a día usamos dichas palabras más de lo que pensamos. Veamos algunos ejemplos: bolí(grafo), profe(sor), bici(cleta), poli(cía)…  Incluso primer(o), ya que decimos primer piso, y no primero piso.

 

En los ejemplos citados se prescinde del final de las palabras, pero esta sería solo una de las tres formas que hay de abreviar palabras, el apócope: 'supresión de algún sonido al final de un vocablo' (DRAE). Veamos las otras dos formas, ambas definidas según el DRAE:

 

  • Aféresis: 'supresión de algún sonido al principio de un vocablo', como ocurre con autobús, que pasa a ser bus, o con violonchelo, que se convierte en chelo.
  • Síncopa: 'supresión de uno o más sonidos dentro de un vocablo', como pasa con natividad, que se convierte en navidad, o con advenimiento, que pasa a ser adviento.

Sin embargo, hay un par de casos en los que este fenómeno —el apócope, en concreto— se da con un grupo de palabras, en lugar de solo con una: porfa (de por favor) y finde (de fin de semana). A todos os sonarán, ya que ambos son términos comúnmente usados en nuestro día a día, y por eso resulta desconcertante, cuando menos (y no cuanto menos), que la RAE aún no los haya incluido en su diccionario, si bien los utiliza como ejemplos en su Ortografía de la lengua española (OLE).

  

Y ya solo queda decir una cosa: feliz finde y… ¡salud!

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