Yo sobreviví al #SELM2016 (I)

Los días 10 y 11 de noviembre del 2016 asistí al congreso sobre traducción organizado en Sevilla por la SELM (Sociedad Española de Lenguas Modernas), y puedo decir con orgullo que he sobrevivido. Quizá es porque se trata del primer congreso al que he asistido, pero durante los dos días tuve la impresión de estar corriendo una maratón: cinco salones, cinco sesiones paralelas, de 9:00 a 20:00 h.

 

 

Ha sido tal la experiencia, a todos los niveles, que incluso, aun siendo bastante vaga para la escritura de cosecha propia, me he decidido a relatarla.

 

Jueves 10. Mi tren sale de Atocha a las 7:30 h.

 

El despertador suena a las 5:30 h. Por suerte, no me quedo dormida: creo que estoy nerviosa y que eso ha hecho que no duerma profundamente. En el tren, en vez de intentar babear el asiento, me paso el viaje entero releyendo una corrección que un cliente me envió el día anterior a las 18:00 h. La Ley de Murphy en su máximo esplendor.

 

Llego con el congreso empezado y me acoplo donde puedo. Hay bastante gente. Esta ríe, pues la pareja formada por Cristina Macía e Ian Watson parece ser algo guasona. Su ponencia inaugural, Autor/Traductor: manual de convivencia, es el aperitivo de los dos intensos días que nos esperan.

 

La mañana sigue con las siguientes ponencias: 

  • Traductor y revisor: cómo llevarse bien y no morir en el intento, Juan José Arevalillo Doval (director de Hermes). A mi parecer, una de las mejores ponencias, sobre todo si has sido o eres traductor y revisor a la vez. Las risas invaden el salón, y es que hay cosas que, si bien en el momento no hacen ninguna gracia, con el tiempo se convierten en anécdotas hilarantes.

 

(Pausa cafetera donde la escasa bollería vuela).

  • Las citas a ciegas del traductor contribuyente, Gabriel Cabrera (traductor e intérprete profesional). Conozco a Gabriel de las charlas de Trágora Formación y tengo la ocasión de saludarle y recordarle que me llamo Rocío, porque, ciertamente, mi cuenta de Twitter no dice mucho de mi nombre y, cuando hago preguntas durante las charlas, nunca sabe cómo mencionarme. Gabriel habla con gracia de algo que, a mi parecer, es infumable: la fiscalidad del (traductor) autónomo. Además, reparte formularios de Hacienda de oblea: la fiscalidad es pan comido. Su charla parece estar más enfocada a estudiantes y egresados, pero de todo se aprende.
  •  ¿Locali... qué? Traducir, no; lo siguiente, Manuel Mata Pastor (traductor y localizador profesional). Si no te mueves en el mundo de la localización, esto quizá te suene a chino. Es lo que me pasa a mí, pero es interesante conocer algo de la historia de esta relativamente joven disciplina de la traducción.

14:00 h. Toca manducar.

 

Tengo ganas de serranito desde que salí de Madrid, pero no quiero ser antisocial y me junto con varias compañeras de la Unión de Correctores (UniCo).

 

 

(La historia del serranito no acaba aquí…).

 

15:30 h. Continúa la fiesta.

 

Estas fueron mis elecciones:

  • Evaluación de sistemas de explotación de corpus: extracción de unidades fraseológicas especializadas, Daniel Gallego Hernández (Universidad de Alicante). No sé muy bien a lo que vengo y creo que me he equivocado: aparte de que la modorra me invade, no entiendo mucho de lo que se habla.
  • Pero ¿qué… doblaje es ese? Sincronicemos audios de videojuegos, Laura Mejías Climent (Universidad Jaume I). Laura habla muy rápido, pero no podemos culparla, porque el ritmo del congreso es muy acelerado (tanto tanto que a veces se obvian los turnos de preguntas) y, aunque todos los salones están en el mismo hotel, en el programa no están reflejados los desplazamientos, las visitas al excusado... Su charla me descubre cosas nuevas relacionadas con el mundo de la traducción de videojuegos.
  • ¡Tira los dados! La traducción de juegos de mesa y wargames, Alfredo López Pérez (Universidad Pablo de Olavide). A esta llego algo tarde, pero es que el cuerpo me pide cafeína y nicotina. Alfredo parece joven pero se ve que sabe de lo que habla. Me gusta lo que cuenta, ya que soy jugadora de juegos de mesa (aunque no de guerra) y es interesante conocer las vicisitudes a las que se enfrentan estos traductores al afrontar su trabajo.
  • When translation combines with the absurd: The case of Tradophenia and Superbritánico, Nicholas Isard y Daniel Vivas Tesón (Tradophenia). No era mi primera opción, pero al leer la sinopsis del programa en PDF me animo, pues me encanta el humor absurdo y soy muy fan de los juelabros y de todo lo que se les parezca. Los ponentes parecen algo nerviosos y cohibidos, pero salen del paso. Momento raro: uno de ellos tira un libro como quien tira una pelota a un perro para ver quién lo coge. Yo estaba cerca, pero no fui capaz de reaccionar.
  • La traducción de cómics: ¿Una nueva disciplina?, Paco Rodríguez Rodríguez (Universidad de Córdoba). Todo apunta a que se trata de una ponencia teórica, y así fue. Confieso que me dispersé un poco. Las horas pesaban.
  • Localización y control de calidad de aplicaciones de móvil: Comparativa entre modelos internos y externalizados, Curri Barceló (traductora y localizadora profesional). Curri es una traductora mediática y tengo ganas de verla en acción. Me parece interesante y útil lo que cuenta, ya que muchas veces desconocemos los procesos que anteceden/preceden a la traducción, pero tengo la impresión de que no está del todo cómoda delante de tanta gente. No la culpo: a mí me pasaría lo mismo.

Acaba la primera jornada congresil, pero, antes de dar el día por terminado, ceno con un par de compañeras de UniCo.

 

La búsqueda del serranito continúa… Pero es en vano. No obstante, cenamos muy bien y barato en las inmediaciones de Santa Justa antes de «romper la cama».

 

To be continued…

 

Comentarios: 2
  • #2

    RGR (lunes, 14 noviembre 2016 14:36)

    Gracias por tu comentario, Amelia. Me alegra saber que esto es algo normal, porque... ¡vaya paliza! Je, je, je... Pero es una experiencia que le recomiendo a todo el mundo. ¡Espero que mañana te guste la segunda parte!

  • #1

    Amelia Padilla (lunes, 14 noviembre 2016 12:24)

    Rocío, has descrito la primera jornada del congreso de maravilla. El síndrome de todo lo quiero ver, escuchar, comentar es lo normal. Después se relaja el ambiente. Cuando hayan pasado unos días irás recordando ponencias, temas, personas... Se podría decir que hay un antes y un después de un primer congreso, y de un segundo, tercero... Yo animo, siempre que se pueda, a asistir a congresos, jornadas, charlas, presentaciones, etc., se vuelve renovado y las cosas adquieren otra dimensión: todo encaja y tiene un sentido en este mundo de solitarios correctores, traductores, revisores.
    Espero la segunda entrega de «Yo sobreviví al #SELM2016.